Navidad 2021
“Hermanos, y hermanas, deteniéndonos ante el belén miremos el centro; vayamos más allá de las luces y los adornos, que son hermosos, y contemplemos al Niño. En su pequeñez es Dios. Reconozcámoslo: “Niño, Tú eres Dios, Dios-niño”. Dejémonos atravesar por este asombro escandaloso. Aquel que abraza al universo necesita que lo sostengan en brazos. Él, que ha hecho el sol, necesita ser arropado. La ternura en persona necesita ser mimada. El amor infinito tiene un corazón minúsculo, que emite ligeros latidos. La Palabra eterna es infante, es decir, incapaz de hablar. El Pan de vida debe ser alimentado. El creador del mundo no tiene hogar. Hoy todo se invierte: Dios viene al mundo pequeño. Su grandeza se ofrece en la pequeñez.”
(Papa Francisco)
¡Vivir es esperar!
En la Iglesia, Esposa, Madre y Maestra, la liturgia nos educa el corazón, ensanchándolo poco a poco para que le sea posible acoger el don de Dios, Su misma Vida: ¡Jesucristo! Por eso, en la pedagogía del año litúrgico, se nos concede aprender cómo vivir, sufrir, gozar, y sobre todo, hay una actitud fundamental que atraviesa la Escritura y se plasma en la vida de los creyentes, de aquellos que se fiaron del Señor: la espera confiada en la Palabra que les había sido dirigida y prometida. Por medio de la vida de los testigos, deducimos entonces que “la vida consiste en creer, esperar y amar en obediencia a la voluntad de Dios Padre”. Vivir es esperar y esperar confiadamente, es amar.
Desde este triple modo de relacionarnos y vivir somos invitad@s a hacer experiencia siempre, pero el tiempo de Adviento nos lo recuerda especialmente, ya que el corazón tiende a embotarse con los problemas de la vida o la misma volubilidad de la condición humana nos dificulta vivir esperando, incluso, si no vigilamos, ante las pequeñas cosas de cada día, llegamos fácilmente a impacientarnos, como muy bien expresa J. Debruynne:
“Dios, has elegido hacerte esperar todo el tiempo que dura un Adviento. A mí no me gusta esperar. No me gusta esperar en la fila. No me gusta esperar mi turno. No me gusta esperar el tren. No me gusta esperar para juzgar. No me gusta esperar el momento oportuno. No me gusta esperar porque no tengo y vivo solo en el instante. Por otra parte, bien lo sabes, todo está dispuesto para que no tenga que esperar: los abonos a los medios de transporte y los autoservicios, las ventas a crédito y los distribuidores automáticos, las fotografías de revelado automático, los fax y los terminales de ordenador, la televisión y los informativos radiofónicos… No necesito esperar las noticias: ellas se me adelantan. Pero tú Dios, has elegido hacerte esperar todo el tiempo que dura el Adviento. Porque has hecho de la espera el espacio de la conversión, el cara a cara con lo que está oculto. En la espera ya te das y para ti, Dios, esperar se conjuga con amar”.
Recemos unos por otros para que en este tiempo de Adviento, nos ejercitemos en la espera gozosa y confiada del Señor, actitud vital que nos acompañará el resto del año y de la vida!
Lo último sobre nuestros dulces!
Os presentamos lo más reciente de nuestros productos en el obrador, están hechos como siempre, con la mejor materia prima, 100% naturales y artesanales, pero sobre todo, elaborados con mucha dedicación y cuidado, con amor!
Os animamos a que los probéis! Acercaos al torno del monasterio o llamadnos para encargarlos. También los podéis adquirir en el autoservicio Las Vaguadas o en La Bodega de Santa Marina.
Un poco sobre nuestra vida…
A partir de una celebración comunitaria, surgió entre algunas de nosotras, la idea de preparar un video que plasmara un poco el don de la vocación que se nos ha concedido. Lo hicimos a ratos, en cuanto disponíamos de tiempo. Y aquí está el resultado final: con sencillez os compartimos este video, hicimos lo mejor que pudimos, sabiendo que es más lo que queda por decir: el don sobrepasa cualquier imagen o explicación pues ante el Amor absoluto e incondicional de Dios manifestado en Jesucristo, no hay palabras que lo expliquen cabalmente!
Corpus Christi 2021
Os invitamos a leer un extracto de la explicación del sentido de la Procesión del Corpus que nos dio el papa Benedicto XVI en la homilía de la Eucaristía en la solemnidad del Corpus Christi del 15 de junio de 2006, antes de ver el breve resumen fotográfico de la procesión en el interior del monasterio:
“En la fiesta del Corpus Christi contemplamos sobre todo el signo del pan. Se nos recuerda también la peregrinación de Israel durante los cuarenta años en el desierto. La Hostia es nuestro maná; con él el Señor nos alimenta; es verdaderamente el pan del cielo, con el que él se entrega a sí mismo. En la procesión, seguimos este signo y así lo seguimos a él mismo. Y le pedimos:
Guíanos por los caminos de nuestra historia. Sigue mostrando a la Iglesia y a sus pastores el camino recto. Mira a la humanidad que sufre, que vaga insegura entre tantos interrogantes. Mira el hambre física y psíquica que la atormenta. Da a los hombres el pan para el cuerpo y para el alma. Dales trabajo. Dales luz.
Dales a ti mismo. Purifícanos y santifícanos a todos. Haznos comprender que nuestra vida sólo puede madurar y alcanzar su auténtica realización mediante la participación en tu pasión, mediante el “sí” a la cruz, a la renuncia, a las purificaciones que tú nos impones. Reúnenos desde todos los confines de la tierra. Une a tu Iglesia; une a la humanidad herida. Danos tu salvación. Amén”.
El canto que acompaña esta procesión es “Bendito” del grupo Hakuna y lo interpretan algunas hermanas de comunidad.
¡Feliz Pascua!
Compartimos con vosotros un sencillo reportaje fotográfico sobre lo que vivimos como comunidad durante el Triduo Pascual. ¡Profundamente agradecidas por haberlo podido celebrar este año aún en medio de la dura realidad que todos sufrimos a causa de la pandemia.
¡Deseamos que el gozo de este tiempo pascual irradie todas las realidades de nuestra vida cotidiana y nos conceda ir viviendo como hijos en el Hijo y hermanos todos! Cristo nuestra Pascua ha resucitado, Aleluya, aleluya!
Reportaje en RTVE sobre nuestros dulces
En enero se emitió este reportaje sobre nuestros dulces:
Navidad en el monasterio
“La señal de Dios, la señal que ha dado a los pastores y a nosotros, no es un milagro clamoroso. La señal de Dios es su humildad. La señal de Dios es que Él se hace pequeño; se convierte en niño; se deja tocar y pide nuestro amor. Cuánto desearíamos, nosotros los hombres, un signo diferente, imponente, irrefutable del poder de Dios y su grandeza. Pero su señal nos invita a la fe y al amor, y por eso nos da esperanza: Dios es así. Él tiene el poder y es la Bondad. Nos invita a ser semejantes a Él. Sí, nos hacemos semejantes a Dios si nos dejamos marcar con esta señal; si aprendemos nosotros mismos la humildad y, de este modo, la verdadera grandeza; si renunciamos a la violencia y usamos sólo las armas de la verdad y del amor.” /Benedicto XVI/
¿Cómo comprar los dulces este año?
Este año tan excepcional, no vamos a vender los dulces en el mercado navideño. Sin embargo, en diciembre extendimos el horario de atención en el torno para facilitar la compra directamente en el monasterio:
9:30 h – 14:00 h y 16:30 h – 21:00 h
Mantenemos la posibilidad de adquirir nuestros productos online, a través de Badayork.com
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